jueves, 28 de septiembre de 2017

Nocturna
Un juramento que se rompe en una oscura caja de muñecas
La mente hablando en voz alta, un corazón en la mesita de luz.
Nudos de tela se interponen entre Saturno y una estrella
La noche se complota con seres voladores, sedientos de algún saber.
Agua del oasis más dulce que jamás existió .
Marcas eternas en las páginas de cada libro
Suciedad del alma, negación de espinas.
Amanecer tímido
Cabezas colocadas en repisas nuevamente
Imágenes borrosas de algo que quizás nunca sucedió. E.A.

LOS INVISIBLES

Los invisibles
Con sus zapatillas estropeadas, graban pasos en la acera los sin voz.
Corren acompañados por sobredosis de mugre y sed de voces agudas. 
Sus miradas no corresponden a nadie y heridas infectas adornan sus pieles.
Recorren calles, micros y bordes de acequias, mientras la promiscuidad de la abundancia , de lo nuevo, pasa por su lado todo el tiempo.
Su materia gris, se confunde con el tinte de los cuerpos, de sus sueños; mientras leds y pantallas de diferentes pulgadas pellizcan sus sentidos.
En esa depravada sociedad , que les niega aquellos senos que les muestra todo el tiempo , se convierten en la misma nada.
Son sombra y graffiti de los muros de la ciudad, cuyos índices de hambre no los mide ninguna estadística.
Y ahí están, casi como que no estuvieran,invisibles, entre montañas de esclavos atropellándose en la inmensidad de un pérfido laberinto.
Y ahí están, solo existiendo.

viernes, 31 de julio de 2015

Veredas


Veredas 

Las puntas de mis zapatos
están cubiertas de ecosistemas de polvo y partículas.
Las baldosas que sostienen mi humanidad
cambian de colores, de formas, de tamaño
mientras continuo con mis pasos a la misma velocidad.
Mi mente esta abstraída por melodías que me transportan
a las alturas del futuro o a los pantanos del pasado.
Mis retinas están vejadas por imágenes violentas, bizarras;
al mismo tiempo que mis pupilas se expanden y convierten a mis ojos en agujeros negros
Y cruzo calles, gente, árboles
Y no sé si estoy allí.
No sé si comparto materia con todo lo que me rodea
o vivo en un eterno estado onírico.
Sigo mi camino, la música obnubila mis movimientos
Sonrío e imagino situaciones irreales, nocturnas;
mis pies avanzan sobre mugrientas superficies decoradas con excrementos de palomas
queda poco para llegar a algún conocido destino,
y mis músculos laten agobiados.
Mi cabeza corre peligro de extinción
Escucho las últimas notas de la canción mas triste del mundo,
me producen neuralgia.
Vuelvo al mundo, a la gris ciudad.
Observo el reloj, es tarde.
Mi mente se llena de papeles y anotaciones
Soy un mortal más.
E.A



sábado, 11 de julio de 2015

Mundos
En un mundo donde los seres son solo espíritu,
carne es una palabra que jamás se oyó decir.
Los entes deambulan indiferentes,
pues sus almas no padecen
pesares o  enfermedades.

Es en ese lugar donde anhelo pertenecer ,
sin rostros que alabar o juzgar ,
ni vestimentas que cargar .
donde solo existen conexiones entre mentes .
En este mundo que reside solo en mi cabeza,
el sosiego es mi alma gemela.
Y de solo recordarlo ,
deseo quitarme este traje de carne y huesos ,
que me pesa,  me duele, me pierde.
En este mundo, producto de mi imaginación,
habito cada noche, y es mi otro hogar.
Y así es ,
como existo en dos mundos ,
Uno, en el que duermo cargando dolores y desconsuelo,
el otro, en el que despierto liviana y donde transito así por horas,
felices horas,
hasta que las agujas de un dorado reloj indican que debo apagarme , para regresar nuevamente a el otro mundo, donde las herrumbradas agujas de un destruido reloj,
me obligan a levantarme nuevamente,
pesadamente,
suicidamente,
junto a millones de otros cuerpos.

miércoles, 3 de junio de 2015



¿En qué mar estaría nadando?
Encontré un cuaderno, en un desordenado cajón de mi habitación.
 Era blanco, como la inocencia misma de la edad que lo había cargado.
Estaba cubierto con nylon, para evitar el daño del tiempo.
 Descansó en ese cuarto de madera por años, el tiempo  suficiente para guardar mis primeros escritos.
Lo abrí con lentitud, expectante,  y reconocí mis infantiles trazos.
 Me remonté a antaño,
Y me vi…
 Con una docena de inviernos  y ayudada por mi inútil mano zurda.
 Entre dibujos y garabatos, relataba sensaciones y experiencias.
  Contaba la historia de una niña solitaria que deseaba ser delfín.
Continúe leyendo, y entre esas líneas, me vi casi veinte años después.
 Intentaba responder una pregunta  que  de  niña escribí alguna vez
¿En qué mar estaría nadando?
Mis párpados cayeron pesadamente. Quedé descolocada por unos segundos.
¿Qué significaba y a quién se refería esa pregunta? ¿A la niña delfín o a la mujer solitaria que esa niña sabía que algún día sería?  ,
Quizás no era para mí la pregunta, pero la tomé como propia, como algo  personal.
Y me adentré en mis mares, en las aguas en las que se sumergieron mis enclenques extremidades.  Y  me encontré tocando baldosas de mar.
Los sonidos se convirtieron en ondas amorfas con sílabas densas.
Estaba en un mar profundo del cual estaba lejos la salida.
Peces moribundos pegaban sus escamosos cuerpos en el fondo, como imanes,
y se retorcían ante estímulos invisibles para mi vista.
Las algas con sus dedos verdes y viscosos  susurraban mi nombre,
querían retenerme en ese fondo, apretarme contra sus prótalos, jurarme sumisión eterna.
Unos segundos pasaron y la  respiración comenzó a faltarme y deseé salir de esa inmensidad,
Choqué con remolinos marinos; mi Norte se alejaba, de a ratos se acercaba.
La liviandad de mi cuerpo me generó temor, me miraba a mí misma para  saber si  me había despojado de mi  masa de carne.
Y seguí ascendiendo, con la piel tornasolando a lila,
 sintiendo la velocidad de la corriente sanguínea y el  crujir de mis articulaciones con cada movimiento.
 Y en ese pesaroso ascenso a la superficie, me empecé a desarmar.
 Mis piernas se despegaron  de mi ser, sin culpa,
 y se fueron a las profundidades del mar, seducidas por  las algas.
Mis brazos  atraídos por oscuros y solitarios remolinos  se dirigieron a lugares jamás visitados.
Mi torso, con torpes movimientos de alguna extinta cadera, se unió a un multitudinario cardumen  de peces mellizos.
. Y  quedamos  mi cabeza y yo, en un nuevo mar, uno infinito, receptor del calor de algunos rayos de sol. Un mar que permitía ver a otras especies,  no comprendidas por mi mente,  pero que me permitían  tocar sus pieles y admirar sus evoluciones.
 Y en ese acuoso sitio, hallé mi respuesta a esa niña, que preguntó desde algún  fantasioso pasado,  ¿ En qué mar estaría nadando?
Estaba en todos los mares,  y en cada uno de ellos.
Mis partes mortales flotaban  de un modo blasfemo en el interior de esas sacras profundidades;  pues  mi mente, canalla, se situaba al margen de todos , sin ser parte de ellos.
  Y ahí comprendí, que mi final sería  diferente al de la niña delfín, yo no me convertiría en nada… solo me desarmaría.

lunes, 6 de abril de 2015

Niña de humo

Niña de humo

Pequeña niña oxidada, pintada de gris desprolijamente.
Tu saltabas, reías, y jugabas con muñecas.
Un amanecer, un pérfido cúmulo se posó sobre tus ojos
y penetró por tus retinas.
Oh pequeña niña, ese humo dentro tuyo,
casi no te deja respirar ,nunca se aparta de ti .
Oh pequeña, ojos de avellana.
Corre, salta, ríe ,
Que te hicieron frágil niña olvidada en el tiempo.
Los maltrechos monstruos de tus sueños
fueron más reales de lo que pensabas.
No temas mi pequeña
Libera todo el mal de tu ser

La ronda de los renegados

La ronda de los renegados 
 
 La luna empuja al sol al otro lado del mundo
Entonces se ven desperezar los renegados.
Muertos de día e inadaptados del sistema, 

disconformes con las vertientes de lo habitual.
Invitados por nadie, uno a uno se reúnen en un altar de madera y ceniceros.
Sus cuerpos vírgenes de felicidad se instalan en tronos de paja.
 Las mesas se infectan de vidrios
La ronda de los renegados se forma una noche más.
 Se oyen risas mezcladas al compás de confusas melodías.
Historias de vida recitadas por gargantas roncas hacen eco en las paredes del lugar.
Psicólogos noctámbulos dictan sentencias
 de vidas ajenas que luego olvidarán
Durante horas, estas manchas en el disfraz de la impoluta sociedad;
reconfortan sus penosas almas en este breve regocijo nocturno.

Cascadas de vómitos impregnadas de nauseabunda sinceridad 
han pintado un collage en cada rincon del lugar. 
Ya es tarde, las luces del amanecer violan la sacra oscuridad
 del sombrío sucucho.
 Los presentes comienza a apartarse tímidamente mientras la ronda se desarma.
Uno a uno se retira ocultando sus rostros…. trastabillando… condenando el resto de su día.